sábado, 4 de octubre de 2014

Las llamadas calientes

Por Jessica Moreno
Ojalá que al contestar una llamada sea una jovencita o un joven dispuesto a calentar su oído hasta llegar a la parte más íntima, ojalá no hubieran repercusiones en este tipo de llamadas, ojalá se quedaran en el clímax más apetitoso del ser humano, pero lamentablemente está llamada es aún más caliente y fogosa que de costumbre, en la que cualquiera, sin o con  atención ingenua, puede caer.
La primera señal es que cuando se necesita una llamada caliente, usted llama más no lo llaman. Segunda señal, saben su nombre completo, seudónimo, teléfono, dirección, RH, si es posible; y hasta el nombre de su bisabuela, para generar una mayor confianza y confirmar los datos. Lo importante es detectar estas dos primeras señales para no enredarse en la lanza de pesca que descuelgan los estafadores, que en este caso recaen principalmente en la ciudad de Bogotá.
Todo comienza con una retahíla aprendida, por parte del estafador, existen muchos casos, pero el más común es hacerse pasar por un operador de alguna telefonía móvil o un asesor bancario, y si no es de estos es un “amigo” familiar que llama con urgencia para sacar de la cárcel a un miembro familiar y para ello necesitan que consigne una cantidad de dinero para ser liberado. En el caso de los operadores, le hacen creer que es una confirmación de datos importantes y personales, que se supone sólo estas compañías pueden tener acceso. Luego de enredar a la víctima y de tenerla bien ‘tramada’ sacan provecho, y en un abrir y cerrar de ojos usted ha sido robado.
El consejo más audaz que propone la Policía Metropolitana es, de ninguna manera,  confirmar información personal por vía telefónica, ya que esta modalidad se hace directamente en la entidad que necesiten renovar los datos. De hecho la Policía creo una lista de las posibles preguntas del extorsionador y asimismo una lista de las respuestas que usted puede dar para confirmar si se trata de una estafa o la realidad.

Aunque es usual este tipo de estafa telefónica desde varios años, 13 ciudadanos caen a diario en esta modalidad, según la Policía Metropolitana. Lo cierto es que esta inseguridad ciudadana se está volviendo menos humana. Pero cómo podrían escapar las víctimas, si cuando entra una llamada, no precisamente se está predeterminado a que entre una de estas, de hecho, estas llamadas son bastante inoportunas. Llaman justo, cuando se encuentra usted en el baño, esta peleando con su pareja, ha tenido un mal día o se encuentra en diferentes circunstancias que impiden la concentración para atender la llamada. Además, usted es un simple ciudadano que confía en la otra persona que está al otro lado, como si tuviera su mismo nivel de moralidad.
Lo cierto es que no importa la audacia de la policía, que trata de  educar a los ciudadanos en poder contestar, sin caer, en una estafa telefónica. Cuatro años de cárcel para los estafadores significan el esfuerzo y dedicación en el trabajo de sus víctimas para conseguir lo que en una llamada pueden arrancarles. Ya no basta con tener líneas donde se denuncian a los malhechores, no basta con las aplicaciones, como Truecaller, que trabaja como red de verificadora de números en el mundo, donde se evitan llamadas telefónicas de estafas, spam, acoso y más.
En realidad, como pedir seguridad en las líneas telefónicas, si ni el que puede ser nombrado, lo respetan, porque también le chuzan las llamadas, o en su peor caso, su hijo político provoca presuntamente esas chuzadas o hackeadas, y del mismo modo en el sentido contrario. En sí, no se sabe quién está exento a una estafa telefónica, todos están untados, todos compaginan el uno con el otro y al final sólo queda confiar, con el fervor del alma, en el excelente trabajo de la Justicia colombiana y la Policía.



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